La voluntaria internacional Kimberlee Breen se encuentra en problemas cuando se enfrenta a tres de los generales de la junta de Lavorian acerca de la desaparición de su amiga María. Ellos intentaron vender a María como prostituta, y también a Kim, a menos que el peligroso y bien parecido mercenario, Edward Roarke, pueda salvar su día. El gobernante general Oreste, tan aburrido como brutal, propone una apuesta, dándole a Roarke una semana para cambiar a la enérgica Kim a una perfecta esclava sexual. Kim se siente ultrajada, pero acuerda en seguir el juego a cambio de la libertad de María.
Ella espera fingir sus reacciones en el entrenamiento de Roarke, igual que ha fingido orgasmos a lo largo de los años en una sucesión de amantes débiles. Pero Roarke es un verdadero dominante, determinado a convertirla en un artículo genuino. Él ve su lado sumiso y lo explota despiadadamente, exponiéndola al dulce placer y al dulce dolor.
En la mente de Kim el hombre es un sinvergüenza que trabaja con los generales, pero lo que la belleza castaña de ojos verdes no sabe es que Edward Roarke es un agente secreto, que trabaja para derribar al gobierno militar y devolver al presidente legítimo. Su trabajo es llevar a cabo un golpe de estado mientras protege a Kimberlee.
Es un duro acto de malabarismo, especialmente cuando se encuentra enamorándose de ella. Kimberlee está confundida, luchando por entender por qué se siente tan poderosamente atraída por tan evidente pícaro. Es una batalla de voluntades y corazones, y tiene como fondo un hermoso aunque mortal paisaje latinoamericano.
Ella espera fingir sus reacciones en el entrenamiento de Roarke, igual que ha fingido orgasmos a lo largo de los años en una sucesión de amantes débiles. Pero Roarke es un verdadero dominante, determinado a convertirla en un artículo genuino. Él ve su lado sumiso y lo explota despiadadamente, exponiéndola al dulce placer y al dulce dolor.
En la mente de Kim el hombre es un sinvergüenza que trabaja con los generales, pero lo que la belleza castaña de ojos verdes no sabe es que Edward Roarke es un agente secreto, que trabaja para derribar al gobierno militar y devolver al presidente legítimo. Su trabajo es llevar a cabo un golpe de estado mientras protege a Kimberlee.
Es un duro acto de malabarismo, especialmente cuando se encuentra enamorándose de ella. Kimberlee está confundida, luchando por entender por qué se siente tan poderosamente atraída por tan evidente pícaro. Es una batalla de voluntades y corazones, y tiene como fondo un hermoso aunque mortal paisaje latinoamericano.
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